domingo, 30 de septiembre de 2012


EL ÁRBOL

En el patio de Marisa,
cuando llegaba el verano,
pasábamos tarde enteras
subiditas en un árbol.

 Era un roble muy vetusto
con un tremendo enramado.
Todas éramos pequeñas
no teníamos diez años .

Tuvimos que repartirnos
las ramas para sentarnos,
y así subirnos tranquilas
y no acabar regañando.

Comiendo chuches y pipas
que buenos ratos pasamos
y también algo de miedo
por caernos desde el árbol.

En nuestro querido pueblo
había cine de verano
y podíamos ver mil pelis
subiditas en el árbol.

Se ve, que nuestra presencia,
desde el cine se notaba
y nos hicieron saber
que el público protestaba.
  
Como en los pueblos pequeños
todo el mundo se conoce,
nuestros padres se enteraron
después de dos o tres noches.

Y se quedaron pasmados
al ver con qué maestría
sus niñas como los monos
por el viejo árbol subían .

Aquel señor nos propuso,
para conservar la calma,
nos dejaría pasar gratis
por toda la temporada.

Hubo que pedir disculpas
por las molestias causadas,
tuvimos que prometerle
que a nadie se molestara.

He pensado muchas veces
en aquel lindo verano
en mi pandilla de amigas,
que las sigo conservando.

¡Con qué poquito dinero
todo lo que disfrutamos!
Y de vez en cuando sueño
con mis subidas al árbol.

No hay comentarios:

Publicar un comentario